sábado, 7 de octubre de 2017

Ay El Chacho si que sabe

Ay El Chacho sí que sabe
Cuantas veces hemos oído que "este corto,  esta idea no daba para una
película". No es el caso del que nos ocupa, que si daría para un largo. La idea, una abuela de una familia rural. El spoiler, porque su hija quiere comer carne cada día. Un filme que se pondría en el estante de Armiñan o Gutierrrez Aragón, por su magia, por su tema social, por como trata la discapacidad mental y otros problemas de cariz social y humano. Rosa Delgado Leyva es
quien consigue este prodigio exotérico, con un nutrido equipo de
“profesionales” jóvenes o amateurs, entre ellos Xavier González Margalef en la
dirección de fotografía, la artista plástica y poeta visual Berta Xirinachs en la
dirección artística o Ramón Gurillo y otros profesionales ya consolidados en el
sector cinematográfico como Albert Gay al sonido o Ricardo Boya en la banda
sonora, por citar tan sólo a unos cuantos. Firmando también el guión, Leyva
explora el estilo de vida campestre y se pregunta si "una sociedad
económicamente deprimida puede también ser feliz". Con sentido del humor
alejado de la sofisticación urbanita, desea descubrir como viven y conllevan sus
problemáticas familiares, estas unidades ancestrales desde los tiempos que
parecen querer olvidar. Sin matizar el momento histórico ni político que les da
cobijo y entorno, nos recuerda que hay un futuro para el Chacho  y sus
compañeros de discapacidad, diferente sin duda  al de sus hermanos. No
pretende el corto de Delgado Leyva,  establecer las directrices de la política en
relación al concepto tradicional de familia, y que toda relación se tiene que
sustentar en el principio de independencia entre las personas. Nadie podía
pensar hace unos años que se produciría una sociedad de individuos incapaz
de socializarse. Y más en uno de los niveles de pobreza más altos, aunque no
especifica el país geográfico, que podría incluso enmarcarse en una
atemporalidad y lugar impropio buscado. Tampoco tiene tiempo el cortometraje
en profundizar en cuestiones que ostentan brillantemente sus personajes,
como la logística familiar de antaño, las relaciones sentimentales, la infidelidad,
aceptación de las discapacidades mentales en un rincón de mundo… El
realizador descubre que "el sentido de comunidad y la superación de las
dificultades son dos elementos clave para conseguir sobrevivir". 
Nacida en el
Prat de LLobregat (Barcelona) el 1968, licenciada en Bellas Artes, por la
especialidad de Imagen en la UB, es Doctora en Comunicación Audiovisual por
la UAB. Profesionalmente ha ejercido la docencia en diferentes escuelas
universitarias y actualmente es profesora de secundaria de la Generalitat de
Catalunya.
Como artista visual y multidisciplinar ha realizado un gran número de
exposiciones, sin necesidad de salir de su localidad natal. Destaca en el año
2006, la exposición Transfer en la Sala d’Art Josep Bagès del Prat de
Llobregat. Como investigadora su participación en cursos de Historia del cine o
seminarios, así como algunas ponencias, entre otras “Orientaciones de futuro
sobre diseños emergentes en el cine primitivo y clásico” en el International
Congress of Design of Innovation of Catalonia, y su colaboración semanal para
Uniradio Jaén con Viajes a la Luna dedicado a divulgar creatividad por doquier.
Ahora se estrena como directora de cine, además de distribuidora junto a
Susana Campoy, nacida en la misma localidad, enigmática encarnación de
Antonia, además de manager quien lidera la productora recién fundada
Cosersinhilo, y guiadas por la madrileña Susana de la Mata, quien asumió in
extremis la compleja producción de “ un corto encerrado en un largo" (según
definió el maestro Román Gubern), y que ningún productor quiso dirigir.
Durante 20 minutos la directora plantea a los espectadores si merece la pena
asumir el aislamiento y la soledad para tener una vida autónoma. El filme ha
participado en numerosos festivales y ha recibidos premios entre los que
destacan Panamá, con premio para  su actor principal Gerard Torres y al Mejor
corto dramático. En Venezuela, Mejor guión de corto, mención especial a mejor
dirección, mejor producción, mejor corto de ficción, y dos premios al actor que
encarna El Chacho y a su abuela Montse Ribadellas. Finalista en el festival de
Girona de donde se fue de vacío incomprensiblemente. De latinoamérica
saltaron a Italia donde en Venecia volvieron a premiar al Chacho y el último en
Roma donde recibieron el premio a la mejor película Internacional. Están
seleccionados en Ibiza 2018 y apuntando a Berlín donde de momento son
semifinalistas... Un año después, Ay el Chacho sí que sabe se ha  convertido
en uno de los documentos fílmicos imprescindibles de lo que va de siglo, 
vuelve a la actualidad la temática social por continuar concienciando a
gobiernos y demás instituciones de todo el mundo de la importancia de frenar y
cuidar la discapacidad. Se ofrece una visión esperanzadora, y también pone de
manifiesto, a través de un seguimiento imperceptible entre las bambalinas del
poder, su deficiente interés por el tema.

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