martes, 18 de julio de 2017

En la vida lactea

La magia Kustorica en la luna. Aguilas que cohcan contra helicopteros, los relojes van con cuerda, el gimnasio llega  a los potros. El mismo tocando la citara y una abuela adicta a los juegos de ordenador, son como las transaminasas recubiertas de alcohol del higado.  Les cuesta un horror limpiar el azucar. Su trabajo les cuesta ser Kustoricas aún en el cine  Serbio. Inconexa y disparatada pero colorista como la imagen de cisnes en un baño de sangre. La imposicion de la magia del director obliga muchas veces a  sufrir un desgaste como el del lechero, y una gran Monica Bellucci, historia tambien incomprensible.  El protagonista ya vislumbraba su presencia en la pelicula colectiva Worth Wild Gods del 2014 en la que un monje llevaba leche al frente.  Como siempre gato blanco gato negro. Es primavera en una zona de guerra que cada día recorre un lechero, esquivando las balas para llevar su preciada mercancía hasta los soldados. La suerte parece bendecirle en esta misión y en su vida, ya que es amado por una hermosa aldeana. Pero un día llega al pueblo una misteriosa mujer italiana. Entre ellos pronto surgirá una tremenda atracción, que desembocará en un amor prohibido que les llevará a vivir peligrosas aventuras. A pesar de todo, el destino los ha unido, y nada podrá detenerlos. Diez años después de su último largometraje de ficción, Emir Kusturica (Prométeme) vuelve a la gran pantalla. Lo hace además en calidad de director, guionista y actor protagonista. Lo hace con un drama romántico en tiempos de guerra, ganador de un premio en el Festival de Venecia, en el que no faltan sus habituales notas de humor y surrealismo, y que se centra en una emocionante historia de amor y pasión y en cómo esta es capaz de eclipsar el horror de la contienda. Completan el reparto de esta cinta de hermosos paisajes que muestran el interior de sus protagonistas Sloboda Micalovic (Santa Maria della salute) y Sergej Trifunovic.

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