sábado, 18 de marzo de 2017

Crudo/Grave

Canibalismo? Donantes de sangre?Un dedo para merendar?.Son los temas que parecen interesar al estilizado y sorprendente personaje que debe ser la nueva Cronenberg francesa, Julie Ducournau, para que después hablemos desigualdad de genero. De facto creo haber entendido del film que puedes conseguir la libertad, abandonar el regazo materno, el nido de los psicologos sin rumbo, buscando en lo desconocido del efecto canibal, nuevos estimulos y limtes. Film de Tesis, de estudiantes, cn innumerables impactos controlados. Lo que podríamos denominar el subgénero del cine nausea. Era la película que Sitges estaba esperando. La que llegaba con una aureola de cine extremo, y hype añadido, desde que en su proyección en el pasado Festival de Toronto saltó la noticia de que más de un espectador se desmayó ante la crudeza de alguna de sus escenas. Crudo (Grave) es el debut en el largometraje de la directora francesa Julia Ducournau
Su escenario principal es una facultad de veterinaria con las novatadas que deben aguantar los nuevos alumnos, y la crudeza de algunos de los vídeos que se graban impasiblemente a través de móviles. Aparentemente el telón de fondo de la historia principal, pero es lo que realmente da más miedo. Transmite la crueldad, la parte animal de los seres humanos y las relaciones de sometimiento de unos y otros, sea en la escuela o en otros ámbitos de la vida. La supeditación a unas normas establecidas y al poder. En todo ello, el canibalismo, un tema tabú, acaba siendo más una metáfora sobre transgredir imposiciones y reglas. Eso sí, a lo bruto.
Julia Ducournau, cineasta que ha declarado en más de una ocasión su obsesión por el cuerpo, expone unas imágenes artísticas, muy cuidadas, impresionistas y sin escatimar momentos morbosos, desde una depilación brasileña a otras escenas asquerosillas relacionadas con las prácticas de los aspirantes a veterinarios. Luego está su protagonista, la tímida Justine (Garance Marillier), y la historia de su despertar a la edad adulta y sexual. Sus padres la han convertido en una devota seguidora de las dietas vegetarianas, pero todo cambiará cuando, en uno de esos actos de iniciación de los veteranos, es prácticamente obligada a comerse un trozo de riñón crudo de conejo.
Crudo (Grave / Raw)
( ‘Crudo’ ©Universal )
Las consecuencias, sarpullidos y una incontrolable sensación de voracidad, de atracción hacia la carne y si es la humana mucho mejor. El apetito sexual, un deseo materializado hacia uno de sus compañeros, un joven magrebí homosexual, se junta con las ganas de comer en una película en la que la sensación de desazón difícilmente abandona al espectador. Inevitable pensar en títulos como En mi piel (2002) de Marina de Van, la mexicana Somos lo que hay, (2010), Trouble Every Day con Béatrice Dalle o la canadiense Ginger Snaps (2000).
La joven actriz Garance Marillier es un fantástico descubrimiento (a la altura de Adèle Exarchopoulos en La vida de Adèle) , y tampoco se queda atrás Ella Rumpf que interpreta a su desinhibida y desatada hermana Alexia. La película de Ducournau podría funcionar perfectamente sin necesidad de sus escenas de shock, de morbo añadido, de las que pueden mantener al espectador al borde de la butaca o de un ataque de ansiedad.
Y, ¿qué hay de las escenas de mayor impacto? Las dos principales están situadas la una en mitad de su metraje, una consecuencia inesperada de esa depilación íntima; la otra hacia el final, no mostrando “la acción” sino un hecho consumado. Ayudan, y mucho, los soberbios efectos de maquillaje, tremendamente realistas en sus detalles.
La fábula que exhibe Crudo no es apta para todos los estómagos, ni va a gustar a todos los “estómagos” que la soporten. Lo que sí es innegable es que su directora ha elevado el listón demasiado alto de cara a futuros largometrajes. Sobre posibles desmayos en Sitges y ambulancias en el exterior. Pero, lo dicho, sería una buena película incluso sin sus escenas más gore.

No hay comentarios: