domingo, 16 de diciembre de 2012

De oxido y hueso

El deseo es a veces sucio por la necesidad. Como el agua turbia puede ser trbadora. Y Jacques Audiard nos ayuda a vivir historias que no son la nuestra como hizo en Leeme los labios, de nuevo la relacion entre una mujer sorda  y un expresidiario. Personajes perdidos, rotos como los de Marion Cotillard i Matthias Schoenaerts sin palabras coherentes. Como no lo es perder las piernas en las fauces de una ballena de tu propiedad en Marineland. Y esta imagen visualiza el desencuentro de dos seres desesperados. Un drama desmesurado, físico y poderoso y que te arroja al abismo de tener hijos menores, de no tener amigos, ni trabajo ni casa que compartir con alguien que pueda andar, emigrante y boxeador del ring de la calle.Un film que es una tempestad, una prótesis para el alma oxidada de emociones y huertana del esqueleto del amor, al que cambia por un porteador amable y unas necesidades cubiertas minimamente. Como en De tanto palpitar se me ha parado el corazón o El profeta, Audiard ensaya otros propuestas musicales. Y nos pregunta, porque la vida, el gozarla, se ha de convertir necesariamente en sufrimiento?.

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