viernes, 18 de junio de 2010

Air doll

Hirokazu Kore-eda no es Berlanga. Su muñeca inchable no fabula con el esperpento, no critica la sociedad ni flirtea con la soledad humana. Es la pureza personificada, mira la poesía del mundo y es desaprovechada por un autor con talento según filmografia, que ha devenido cursi. La voz en off de la protagonista nos recuerda continuamente que es una muñeca destinada a satisfacer necesidades sexuales, pero que tiene un corazón humano en un mundo existencialista de replicantes.
Sola en su habitación, después de una noche de sexo con su dueño, abre los ojos y cobra vida. Sale a descubrir la ciudad y en un videoclub se contrata como dependienta enamorándose de un compañero. Las heridas las desincharan como un colchón de playa. Menos de plástico son Bae Dun-ra, Arata, Itsuji Itao y Masaya Takahashi.

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