lunes, 11 de enero de 2010

El consul de Sodoma

Voy a sumergirme en el berengenal. Yo, no como algunos, no tuve la oportunidad de "conocer" a Jaime Gil de Biedma, ante cuyos poemas me descubro. No me lo encontre por la calle, ni conocia alguien que lo conocia, ni acudi a ningun poemario suyo recitado. Pero creo oportuno, pese al riesgo, acercarse a su figura, provocar la polemica y por favor no centrarla en el magnifico Jordi Molla, que pasaba por alli. El film tiene pasion, drama, temporas y atributos, que si los ha puesto Sigfrid Monleon, en este biopic casero, patrio y al uso. Y a su alrededor los Barral de turno, llamense Josep Linuesa, Bimba Bose o Alex Brendemuhl, todos con su fuego y su fisico aproximado.
Es complicado captar el aire de la poesia de un gran poeta maldito. Son discutibles los bailes funerarios a la vez que valientes para percebir una atmosfera quiza inalcanzable a lo largo de todo el metraje, pero perseguido, desde la Manila de los 50 hasta el final. El film no solo es una autobiografia sino que quiere retratar una epoca, nuestra reciente historia, unas clases sociales siempre discutidas y enfrentadas, una presunta intelectualidad catalana, un bocaccio a la derecha de dios padre y unos trasfondos politicos o casi. Demasiado para un poeta, rico pero de izquierdas, hombre pero tambien y es incluso posible que el filme falte a alguna verdad y para unos personajes todavia coetaneos que volveran a decir la suya o no, pero que estan ahi para reivindiccar o filtrar una apuesta cinematografica que faltaba.
Monleon afortunadamente ha sacado del armario un film que huele, que es cine inexacto antes que ciencia y que remonta como puede el sexo resbalando en semen. Todo lo que oiremos ahora no son mas que opiniones de quien prefieren la colonia, al agua brava o el farenheit, que suena a muchos grados de calor, a incendio, a quemar despues de ver.

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