jueves, 24 de diciembre de 2009

Bienvenidos a Zombieland

Bienvenidos a Zombieland se convirtió en uno de los sleeper o éxitos sorpresa del año en su exhibición en EEUU. Ruben Fleischer toma las cintas de zombies más apocalípticas para elaborar una comedia friki bastante divertida que funciona muy bien como remedo de la fenomenal Zombies Party (Shaun of the dead) en versión América profunda.
Si en la cinta británica de Edgar Wright los protagonistas se tomaban con parsimonía y cierta flema inglesa el apocalipsis zombie, en la americana Jesse Eisenberg y Woody Harrelson hacen lo propio pero de forma distinta. Fundamentándose en la química puramente cómica de ambos, Fleischer explota el contraste de caracteres de forma adecuada (Harrelson hace aquí una de sus mejores interpretaciones) y basa casi todo el atractivo del breve film en sus reacciones a los diferentes acontecimientos. Bienvenidos a Zombieland funciona sin complicaciones y con naturalidad en este nivel, guiándose en su esencia por parámetros de pura comedia, aunque la trama sea propia de un film de terror.
Pero de ambos géneros hereda su capacidad para ser políticamente incorrecta, al menos en su nivel más superficial y festivo. Y si lo consigue es gracias a Eisenberg y Harrelson, perfectos como un tímido remedo de Michael Cera el primero, y como un mítico redneck de los que viven en un remolque el segundo (atención, no obstante, a ese momento en el que se descubre el pasado de su personaje). Es su comportamiento y su presencia en pantalla lo que fundamenta el atractivo del film, lo que hace que nos olvidemos de los zombies (a veces un mero ornamento, pese a su impagable atractivo friki). Porque Bienvenidos a Zombieland nunca trata de ser un film de verdadero terror (pese a ciertos momentos de desmedida y tronchante violencia), sino una comedia.
La peli entrega más o menos bien su moralina (asistimos a la creación, bien traída, de una peculiar y disfuncional nueva familia) y su atractivo como irreverente propuesta desvergonzada y friki. Dura escasos ochenta minutos y ofrece diversión intrascente y constante. El ingrediente de comedia sexual iniciática tampoco incomoda, dada la diversión que proporciona su reparto. Pero por lo que será recordada, no lo duden, es por el mejor cameo de la historia, y por su inolvidable homenaje a ese éxito ochentero que es Los cazafantasmas.

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