domingo, 29 de noviembre de 2009

El baile de la Victoria

Este pais es mas de Victorias que de bailes. Por ello no perdona a un director de exito como Fernando Trueba que ya ha bailado con el Oscar y que ademas nos ha proporcionado satisfacciones como Belle epoque, Sal gorda, Calle 54, El año delas luces, El embrujo de Shangai, El milagro de Candeal, El sueño del mono loco, Se infiel y no mires con quien y Two much, siempre con un arriesgado devaneo con las adaptaciones literarias. Por ello el golpe de castigo de la critica en el pasado San Sebastian.
Amor y venganza constituyen las bases literarios del film. La relacion entre un maestro y un alumno, en la carrera cientifica del robo como arte, es la consagracion de la amistad. En libertad por la amnistia chilena para presos sin delitos de sangre, Ricardo Darin, experto saqueador de cajas fuertes, y Abel Ayala, que quiere vengarse de los abusos sexuales a que le sometio el director de la carcel, unen sus destinos con un objetivo comun. Y se cruzan ademas con Miranda Bodenhofer, traumtizada bailarina adolescente, muda desde la desparicion de sus padres en la dictadura de Pinochet, a quien por cierto ahora recriminan que le dejaran comulgar. Este personaje, Victoria, lo expresa todo a traves del baile y los tres perdedores se configuran como autenticos antiheroes.
A Trueba le puede su amor por el cine y su vasto conocimiento del mismo. Quiza abusa del dominio que tiene de los generos y abusa de pasar del uno al otro y al otro. Basado en la novela del autor chileno Antonio Skarmeta, Premio Planeta 2003, éste ha sido coguionista, sin detectar esta frecuencia de saltos, o sea que el film tiene su aquiesciencia. Su hijo Jonas aparece en el papel de critico de danza.
Retorno a la ficcion de Trueba, que con su personal vision, consigue algunos momentos de autentica magia y otros de sublimacion poetica, que confieren eso si, un ritmo especial a la narracion que no complacera a todo el mundo. Pero como Ariadna Gil, que se suma al baile, por una vez nosotros tambien y nos olvidamos de las Victorias especialmente las que no son las nuestras.Y nos damos una tregua bailando con un caballo blanco por la playa.

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