martes, 22 de enero de 2008

Sukkard banat, Caramel

Nadine Labaki, guionista, directora y bella interprete del film, nos sitúa a sus magnolias de acero en el Beirut tan próximo donde ya se adivinaba la guerra libanesa del 2006. Con todo el macrocosmos que rodea a la mujer y con muchas de las libertades por las que lucha sobre los fotogramas, Labaki ha encandilado en festivales con su grupo de mujeres que en algunas cosas de tipo religioso o sexual están a abismos luz de los logros occidentales. Opera prima que nos muestra las contradicciones de una cultura que no puede evitar, aunque lo intenta, que se vean los films de James Bond por ejemplo.
Desde el aparador de una peluquería abierta al mundo, un estallido de colores y de sentimientos, naturales y reprimidos durante siglos, hacen mas dulce, mas acaramelada unas vidas que por la zona donde habitan son regaladas. Con un punto de comedia, única manera de superar la dureza de las relaciones prohibidas, el amor imposible, la infidelidad reprimida y ser carne de bomba autoimmolable, el film concluye con un hálito de trasgresión y chica mala que alimenta la esperanza de ser mujer al cien por cien. No se si Labaki volverá a rodar en su querido país, Ojala.

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