miércoles, 23 de enero de 2008

Los crimenes de Oxford

De la Iglesia, Alex, no es de mi devoción. Recordare aquí algunos de sus films por algún motivo, pero no por su excesivo interés. Perdita Durango, su primera incursión internacional con un Bardem desmadrado y opíparo como su director, Accion mutante, precursora de Fresser y Mortadelos, El día de la bestia, un gran anuncio de Schweppes, 800 balas, Crimen Ferpecto y La comunidad que son las dos que le debieron propiciar su nuevo encargo. Citar a Hitchcock en la trama tipo ecuación einstentiana e=m.c2, parece insultante. La incógnita, o sea para despejar la x, quizá debería ser la formula guión cuadrado, silla de director empotrada mas diálogos pitagóricos dividido por la raíz cubica de la ciencia y elevando a la cuarta potencia la interpretación de Leonor Walting, cuya presencia es motivo de otra película o investigación. Para desvelar el logaritmo, se puede hacer la prueba del algodón sobre la pasión que ha despertado en Elijah Wood, un papel hispano tan alejado de sus gélidos señores de los anillos. El señor de verdad es el del silencio de las bibliotecas, John Hurt, que es donde deberíamos estar todos desarrollando matrices y perder el miedo a las matemáticas, el mismo que no pierde Alex ante su universitario encargo. Y lo que no tenemos que perder es el tiempo y no hablo del que sale de dividir la distancia que hay de aqui a Oxford por la velocidad.

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